La deshumanización de las fronteras.

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A lo largo de esta última semana, el gobierno español anunciaba una inyección de 2,1 millones de euros para reforzar las vallas de Ceuta y Melilla. Acostumbrados a que el gobierno responda con más seguridad a las aparentes oleadas migratorias, esta suma de dinero no suscitaba debate alguno.

Sin embargo, la cantidad que el gobierno invertía la semana pasada en reforzar la seguridad en las fronteras era aproximadamente la misma (2 millones) que años antes se destinaba a beneficiar a 120.000 mauritanos con programas de tratamiento de malnutrición y ayuda alimentaria, así como de agua y saneamiento. Más tarde, en el 2013, con un recorte de casi el 90% en las partidas de ayuda al desarrollo, estos beneficios se desvanecieron. Ante estos datos cabe preguntarse: ¿es la seguridad más valiosa que la vida de 120.000 mauritanos?

Una buena aproximación a la respuesta es el libro publicado por la jurista Claire Rodier: El negocio de la xenofobia. En él, Rodier explica como la vigilancia de las fronteras se ha convertido en un negocio muy lucrativo para muchas empresas europeas. Las empresas privadas de seguridad y armamentística se han lucrado desde mediados de los 90’s con el control de los inmigrantes, un control que suele responder a una ideología política, interés geoestratégico y beneficio económico. El libro se fundamenta en hechos y datos, partiendo de una premisa inicial: el incremento de la partida de vigilancia fronteriza en los presupuestos europeos para el intervalo de 2014 a 2020, frente a la solemne austeridad que caracteriza al resto de partidas como respuesta a la crisis actual.

Como explica Rodier, la agencia europea Frontex, encargada de coordinar la vigilancia de las fronteras exteriores europeas entre los diferentes Estados miembros, ejerce de vínculo entre las industrias del sector de la seguridad y la administración pública. Así, la administración se convierte en clienta de éstas empresas comprándoles material tecnológico de vigilancia. Frontex, y con ella las empresas privadas proveedoras de materiales, se han beneficiado en los últimos años de fuertes crecimientos en sus presupuestos, incrementándose su partida en 124 millones de euros entre 2005 y 2011.

A modo de justificación, la Comisión ha reiterado en sucesivas ocasiones el buen trabajo de la agencia recalcando hechos como la detención en 2008 de 53.000 inmigrantes ilegales que pretendían entrar en Europa. Las 53.000 detenciones tuvieron el “módico” precio de 24 millones de euros, según afirmaba la Comisión. Mientras, como bien expone Rodier en su libro, la OCDE señalaba la entrada de al menos dos millones de inmigrantes en Europa durante ese mismo año. 24 millones de euros para detener a 53.000 inmigrantes mientras, a su vez, dos millones entraban en Europa, podría calificarse como el suficiente dinero para poner en cuestión la eficacia de los mecanismos empleados.

En lo que concierne al ámbito español, las partidas por parte del gobierno para costear la seguridad en la valla suponen también un gran gasto que sigue la misma tendencia al alza que la europea. De este modo, sólo la instalación de las temidas concertinas costó al Estado español un total de 8,7 millones de euros.

Pero el ineficaz trabajo de la agencia y las grandes sumas de dinero que requiere la implementación de la seguridad en las vallas no son los únicos datos que hacen reflexionar sobre la estrategia llevada a cabo en materia migratoria en Europa. Existe una cara más humana, y a su vez más dramática: la de las 16.000 personas que entre 1993 y 2012 murieron o desaparecieron tratando de alcanzar nuestras fronteras.  A este drama humano se suman muchos. Entre ellos, aquellos que sufren las consecuencias de las cuchillas en la valla, aquellos a los que se les restringe el acceso a los procedimientos de asilo, aquellos que deben permanecer en dudosas condiciones en los centros de internamiento para extranjeros o aquellos 120.000 mauritanos que, después de 2013, quedaron al desamparo.

A pesar de todo ello, las políticas migratorias a lo largo de los años no han conocido ningún otro marco que no fuese el de la seguridad. Una política migratoria bajo un enfoque de derechos humanos o incluso económico, queda lejos de lo que hasta el día de hoy conocemos.

Las empresas de seguridad se han convertido en los últimos años en poderosos lobbies con una gran influencia en la definición de las políticas nacionales y europeas. Dada la situación, no es extraño que Europa, y con ella España, muestre cada vez con mayor asiduidad su lado más represivo en materia migratoria y presente a los inmigrantes como una fuente de peligro. Ante estos hechos, se hace cada vez más evidente la necesidad de articular una política migratoria que se vea complementada por una política de cooperación al desarrollo y por un enfoque que trascienda más allá de la seguridad y de los intereses de sectores privados. Una política migratoria que ponga las fronteras al resguardo de la especulación.

Llegados a este punto, vale la pena desenterrar la tesis del sociólogo Bauman sobre el mundo actual. De acuerdo con Bauman, vivimos en una sociedad deshumanizada donde los vínculos humanos brillan por su ausencia, donde reina el individualismo y la privatización de los servicios, una sociedad ligada a un estado de emergencia y al miedo a lo ajeno que nos hace recurrir a la seguridad en todo momento: una sociedad liquida. Y como no podía ser de otra manera, una política migratoria líquida también.

A. Cembrero Bonet

 

 

 

 

 

 

 

5 responses to “La deshumanización de las fronteras.

  1. este es un buen artículo que pone los puntos sobre las íes y que recuerda cuan perverso puede ser el llamado “mundo civilizado” cuando siente amenazado su bienestar que de todas maneras no va a poder mantener si tenemos encuenta la indiferencia sobre el cambio climático y en general la actitud miope de esta sociedad.

  2. Las empresas de seguridad, propiedad en algunos casos de ex-altos cargos de la Administración Pública, se han lucrado del miedo inducido a la población, primero con el terrorismo de ETA y después con la delincuencia general.
    Ese miedo se ha fomentado desde la propia Administración para asegurarse así que la población permitiría, sin protestas, cambios legislativos que recortaran sus derechos civiles.
    Y se ha permitido también que las propias empresas de seguridad hagan campañas publicitarias de venta de sus sistemas de seguridad, basándose en un supuesto aumento de la delincuencia, sin que ningún responsable de la Administración salga en televisión a dar cifras reales de esa delincuencia que, según sus informes internos, no ha aumentado tanto como los medios de comunicación dan a entender.

  3. Frontera: Ratlla que separa dos territoris immediats, especialment dos països o regions de règim diferent (Alcover-Moll). UE vs MAGREB. Estic totalment d’acord amb l’article, i, sobretot, per la documentació aportada i cites adients. Ara caldria simular que no hi ha frontera, molts dels que es queixen de les restriccions serien capaces de demanar pena de mort. Esquizofrènia social i política.

  4. Y también al dinero contante y sonante se le llama líquido… Las envidiables cualidades de nuestro mundo occidental se basan en el libre mercado no en los hombres y mujeres libres, de ahí que sea tan necesario subrayar las fronteras, con ello el mecanismo se retroalimenta y engrasa a satisfacción.

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